Oscar Dominguez
CELEBRACION DEL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO
http://www.gobiernodecanarias.org/cultura/oscardominguez/inicio.htm
VALERIO J. PADRON
ALVARO FARIÑA
JUANITA DORTA
MARIA ROSA ALONSO
JOSE MORALES CLAVIJO
ISMAEL DOMINGUEZ
JOSE GALAN
TEODORO GUANCHE PASTOR
A SANTA CECILIA
Santa Cecilia ,eres patronade las notas musicales,
en Tacoronte,tu casa,
está entre las principales.
Tienes de trono altar,
para todos venerable,
y guardas tristes recuerdos,
pero también agradables.
Aquí todo es alegría ,
todo aquí, es inolvidable,
aquí se siente el amor,
y el cariño de una madre.
Aquí quedará el recuerdo ,
del músico y el director,
la labor de un presidente,
y el apoyo de un alcalde.
Que suenen con alegría
estas notas musicales!
que la agrupación te ofrece,
como ecos Celestiales.
Es ,música de maestros,
sinfonías inolvidables,
hoy no sirven de recurdos,
y para ti de homenaje.
OTILIA LOPEZ PALENZUELA
JOSE CLEMENTE GARCIA NODA
NACE 9 MARZO DE 1963 DURANTE SU INFANCIA CORRIO SALTO JUGO Y LLORO COMO TANTOS TOROS NIÑOS POR LAS CALLES DE SU PUEBLO NATAL TEJINA , REALIZO ESTUDIOS DE EGB EN EN EL COLEGIO SAN BARTOLOME DE TEJINA EN ESOS AÑOS SE DESPIERTA EN EL LA INQUIETANTE AVENTURA DE ESCRIBIR .ES EN LOS PEQUEÑOS CERTAMENES DE REDACCION A NIVEL LOCAL DONDE LOGRA ALGUNOS DE LOS PREMIOS QUE LE HAC EN CONTINUAR ESCRIBIENDO .HASTA OBTENER, CUANDO CURSABA 8º DE EGBUNO DE LOS PREMIOS ASPRONTE DE REDACCION.SU VIDA LA COMPAGINA CON LA CULTURA Y EL TEATRO SIENDO EN ESTA ULTIMA FACETA DONDE MAS ACTIVAMENTE TRABAJO ACTUANDO EN EL GRUPO XERACHDUANTE EL CURSO 78-79 OBTIENE EL 1 º PREMIO DE CONCURSO DE POESIA CURSANDO POR AQUEL ENTONCES C.O.U. DESDE FINALES DE ESE AÑO EL Y SU FAMILIA SE TRASLADAN A TAGORO TACORONTE DONDE ENCUENTRA MAYOR TIIEMPO Y TRANQUILIDAD PARA ESCRIBIR , SU VIDA ES SENCILLA,SANA , RODEADA DE LA PECULARIEDAD QUE SU JUVENTUD ENTRAÑA.SUS CONTACTOS CON EL CENTRO DE LA CULTURA POPULAR CANARIA LE DAN LA OPORTUNIDAD DE PUBLICAR "LEGADO DE UN JOVEN LOCO" EN 1981 EN PALOMA PALABRA REUNION DE POETAS JOVENES DE CANARIAS MIENTRAS ESTUDIA BELLAS ARTES PUBLICA ALGUNOS DE SUS POEMAS
MAS TARDE FORMA PARTE DEL GRUPO DE TEATRO DELIRIUM CON EL QUE COSECHARA NUMEROS PREMIOS INCLUSO A NIVEL NACIONAL
ENRIQUE ACOSTA DORTA
TACORONTE 100 AÑOS DE HISTORIA EN IMAGENES VOL I ,II Y IIILA SUPREMACIA DE TACORONTE
TACORONTE ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE GUIA DE CAMINOS
TACORONTE 100 AÑOS ACONTECIMIENTOS HISTORICOS (1911-2011)
TACORONTE ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA
PERSONAJES NOTABLES EN TACORONTE
TACORONTE ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA (MANUEL BARRIOS Y E ACOSTA)
PERSONAJES SOBRESALIENTES EN LA HISTORIA DE TACORONTE ENRIQUE ACOSTA DORTA 1 º premio "concurso de investigación historica de tacoronte 2006"
ALISIOS
NICOLAS PEREZ GARCIA
TACORONTE PRECEPTOS RELIGIOSOS USOS Y COSTUMBRES (SIGLOS XVI-XVII) NICOLAS PEREZ GARCIA
TACORONTE 100 AÑOS CIUDAD (1911-2011)
TACORONTE,HISTORIA DEL POSITO
TACORONTE ANTIGUAS CONDUCCIONES DE AGUA
TACORONTE FIESTAS DE COLOR /CARNAVAL CORPUS CHRISTI
TACORONTE HISTORIA DE LA BANDA DE MUSICA (1860-2009)AGRUPACION MUSICAL SANTA CECILIA
TACORONTE SIGLO XVII
TACORONTE SIGLO XIX
ACAYMO,REY DE TACORONTE
ALHONDIGA DE TACORONTE (1978-1997
MERCADILLO DEL AGRICULTOR
EL SEÑOR DE TACORONTE
TACORONTE GRACIANO ALVAREZ DORTA, ALCALDE(1956-1979)
TACORONTE DESDE SUS ORIGENES (1497-1997) nicolas pérez garcía junto a manuel barrios y jose luis machado carilla
miércoles, 18 de abril de 2012
TACORONTE PRECEPTO RELIGIOSOS USOS Y COSTUMBRES (SIGLOS XVI – XVII)
Foto y datos cedidos por el amigo y convecino de Tacoronte y autor de este libro Nicolás Pérez García.
Nueva
producción que me acaba de mandar el amigo y convecino de la ciudad de
Tacoronte Nicolás Pérez García (1942), conocido en el fútbol como
“LACITO”, que viene desarrollando un trabajo de investigación histórica
de su municipio tacorontero y natal desde el año 1997, divulgando sus
indagaciones a través de la prensa y libros que constan en su haber.
De
forma auto didacta, su vocación se vincula fuertemente al patrimonio
cultural que dimana de las fuentes documentales y al propósito de llevar
al público los hitos y acontecimientos del devenir del pueblo de
Tacoronte.
TACORONTE PRECEPTO RELIGIOSOS USOS Y COSTUMBRES (SIGLOS XVI – XVII), según apéndice 1, Rudimentos de Paleografía: “… Indiscutiblemente, los hábitos,
usos y costumbres han cimentado los fundamentos esenciales del Derecho y
demás leyes en casi todas sus acepciones, pero ha sido especialmente
la costumbre la que, sin trámites ni formalidades legales, siempre se
ha manifestado en una colectividad determinada a través de los hechos de
la misma vida cotidiana, y como norma impuesta por el uso social. El
valor de la costumbre constituyó rango de ley cuando no existían textos
legales ni mucho menos jurisprudencia para regular la vida en una
sociedad, por lo que la voluntad tácitamente expresada en los usos y
hábitos consuetudinarios marcaba por lo general la norma de conducta.
En
un sentido amplio y situándonos en los siglos XVI y XVII, las costumbre
y los usos uniformes y duraderos se consideraban como derecho o fuero
no escrito. Más tarde, en los siglos XVIII y XIX, especialmente en el
comienzo del decimonono,
la Novísima Recopilación encargada redactar por el monarca Carlos IV,
entró en vigor en 1805, un extenso cuerpo legal en cinco volúmenes que
recogía todas las disposiciones remansadas de épocas anteriores, al
que debía añadírsele cada año las normas promulgadas después de su
aparición. Años después, el Derecho se fue desarrollando a través de
las nuevas corrientes políticas y civiles, con predominio de leyes
instituidas por organizaciones más avanzadas y modernas, cuyas
premisas emanaron tímidamente de las Cortes de Cádiz de 1812,
debatiéndose a 10 largo del siglo entre proyectos inestables y
constituciones cambiantes.
Precisamente,
el Derecho Español vigente a finales del siglo XIX, en el, artículo 6
del Código Civil expresa su criterio respecto a la costumbre al
determinar que, a falta de contenido legal sobre un asunto dado, el
juez deberá acudir a la "costumbre del lugar". Esto tiene una
explicación que puede ser discutible pero que se sustenta en la lógica
con el fin de llenar el vacío de un contexto social que no se contempla
en la ley, entonces parece razonable acudir a la costumbre con el fin de
dirimir cualquier cuestión o discrepancia.
Todo
esto es tan complejo como la vida misma, pero la historia nos dice que
la costumbre, el hábito y el uso forjan la naturaleza humana de una
comunidad por la práctica continuada de las cosas, que por necesidad
tiene que amoldarse a la idiosincrasia del núcleo social en que se
desarrolla.
En
cualquier caso nuestro análisis se centra en el pueblo de Tacoronte
(Tenerife), sujeto del presente trabajo, cuyas normas de convivencia
nacieron imbricadas en el yugo autocrático del Adelantado Alonso
Fernández de Lugo, tras la conquista castellana de finales del siglo XV.
La
historia de los tiempos, pretéritos que quedó escrita se muestra
siempre sugerente para descubrir otra forma de vivir muy diferente a la
actual. Gran parte de la huella de aquel lejano acontecer está impresa
en los antiguos documentos, fuente reveladora de inestimable valor para
la sociedad del presente, pues a través de la investigación y el
estudio se constata cómo la cadena generacional que evoluciona en los
pueblos se nutre de la sucesión inevitable de la herencia del pasado,
que por imperativo lógico y natural se ha venido adaptando y
transformando al pensamiento sociial de nuestra época contemporánea.
Las
tradiciones, usos y hábitos surgen al impulso innato de una población
incipiente que tiene que aprender a caminar por su propio pie,
aplicándose al medio en que vive y acomodándose a los dictados de la
clase dirigente que la propia comunidad va asumiendo a través del
quehacer cotidiano y las premisas que exige la supervivencia. Pero las
costumbres y las creencias no provienen de la espontaneidad, sino de la
propia evolución y de los conocimientos que van irradiando los más
inteligentes, los que sin proponérselo se sienten capaces de conducir a
la gente ignara de acuerdo con un criterio y una orientación más
avanzada. Y la inteligencia de aquellos tiempos se encontraba mayormente
en el seno de la Iglesia, depositaria inveterada del saber que
enarbolaba la bandera de la cristiandad, cual argumento válido para
dirigir y formar una comunidad dentro de un orden supuestamente
coherente y bajo unos principios considerados inalienables.
Todos
esos valores que nacen al abrigo de la experiencia y de las enseñanzas
recibidas reflejan la vida y el espíritu de un pueblo, aunque la
población fuera poco cultivada y nada exigente debido a las
circunstancias históricas de la época. Nadie puede ignorar ni desmentir
que la respuesta al estímulo paternal de la Iglesia surgió con el
nacimiento de un pueblo que arraigó en la concepción cristiana, cuyos
cimientos se forjaron
con solidez a través del tiempo, marcando un estilo de vida que en lo
que concierne a este pueblo de Tacoronte se fraguó mayormente a finales
del siglo XVI y en todo el cobijo y amparo a través de las normas de
índole eclesiástica, bajo el temor de Dios. Posiblemente la historia no
ofrezca explicaciones razonables del porqué se produce talo cual
evolución, pero la Fe bien instruida parece ser la causa determinante.
TACORONTE
es un vocablo aborigen que permanece desde el tiempo de los guanches y
que da nombre a la ciudad de nuestros días. En origen, la etimología
del término tiene todas las trazas de aludir a la propia configuración
geográfica del territorio, como lugar de montañas o conos volcánicos,
deducción que se ajusta a la realidad de su entorno oro gráfico cuando
fue uno de los nueve menceyatos de la Isla, cuya demarcación ocupaba una
extensa zona entre los límites actuales de La Victoria de Acentejo y
de Tegueste, antes de la conquista castellana.
La
última y decisiva batalla de la Conquista de Canarias tuvo lugar en la
Navidad de 1495 en estas tierras norteñas, en el lugar donde hoy se
levanta el pueblo de La Victoria de Acentejo, mediana que dividía los
reinos aborígenes gobernados por el mencey Acaymo de Tacoronte y el
mencey Bencomo de Taoro. Sometida la Isla y consumada la capitulación,
Alonso Fernández de Lugo asumió el poder único arbitrando un nuevo orden
jurídico y social que postergó la cultura ancestral de los guanches y todos sus códigos de conducta tribal.
A
partir de entonces, el lugar de Tacoronte comenzó una nueva andadura
bajo las ordenanzas de los regidores castellanos, surgiendo la nueva
vecindad en Santa Catalina', desde donde lentamente se fueron abriendo
caminos y creando caseríos dispersos.
En
Santa Catalina se erigió la primera ermita, entre 1504 y 1508, data que
aparece documentada. Todo el término al soco de las heredades que iban
recibiendo los colaboradores de las huestes conquistadoras. Los guanches
fueron desposeídos de sus tierras y pertenencias, incluso despojados de
su lengua y creencias, siendo relegados al servilismo y a los oficios
menos deseables, cuando no perseguidos como alzados aquellos que
resistían frente al orden establecido. Es cuando comienza a gestarse una
nueva civilización asomando los primeros albores del siglo XVI.
Trasladando
nuestra visión hacia aquellos siglos, por medio de las fuentes
documentales investigadas podemos enjuiciar con meridiana claridad que
aquella vecindad enteramente ocupada en el laboreo de la tierra y en el
cuidado del ganado como elementos esenciales para vivir, sumida en el
analfabetismo y en el desconocimiento de muchas cosas, estaba siempre en
un plano de inferioridad ante los que ostentaban el poder, el saber, la
escritura y el don de la palabra. Ante tal situación, la
intermediación de la Iglesia fue vital, ya que de otro modo la
corruptela de otras creenciaspudo
haber hecho presa fácil en la ignorancia, y visto lo acontecido a
través de la historia, el proceder eclesiástico fue eficaz y productivo
para fomentar el concepto de familia, núcleo indiscutible de cualquier
comunidad.
Afortunadamente,
para nosotros no ha permanecido inaccesible la lejana historia de
aquellos siglos, gracias, en su mayor parte, al celo clerical, que
además de evangelizar y catequizar, impulsó asimismo la cultura y supo
guardar en sus anales los registros fidedignos que hoy nos ayudan a
descubrir los eslabones y entresijos que ilustran aquella forma de vida,
de pensamiento y de conciencia. El apacible y persistente empeño de la
Iglesia logró un sentimiento más social y humano sobre el concepto
existencial, postulando
la observación divina como medio de experimentar la fe y comprender los
misterios de la salvación, y por ende el respeto entre unos y otros. Con el tiempo, las costumbres y tradiciones que han quedado rezagadas, aunque no olvidadas, han sido modificadas o sustituidas por
otras, aun cuando aquéllas permanecen testimoniando el devenir de un
ayer lejano que hoy forma parte del acervo cultural de un pueblo. Es lo que ocurre también con determinados usos y hábitos de antaño, que sin tener una utilidad definida en la actualidad, indudablemente forjaron en gran parte la identidad y la característica esencial de una civilización.
El
contenido de este trabajo de investigación se basa precisamente en la
amalgama de normas que tuvo su vigencia en los siglos XVI y XVII, tiempo
en el que el fundamento práctico y consuetudinario del vecindario de
Tacoronte traza un abismo respecto a nuestro pensamiento actual como
para entenderlo con claridad, aunque de su análisis y estudio podemos
aprender y comprender de qué manera se desenvolvía aquella comunidad
que, a caballo entre los dos siglos, acogía unos mil habitantes más o
menos.
Es
innegable que la Iglesia tuvo mucho que ver en aquellos tiempos de
antaño, ya que a pesar de su carácter obligatorio también ofrecía un
servicio orientador que compensaba los peligros de la ignorancia y el
desconocimiento. Con los principios religiosos se perfilaban los
fundamentos de una sociedad, sellando de manera indeleble la conciencia
colectiva de aquellas generaciones emergentes de Tacoronte. En efecto,
la Iglesia mostró su compromiso en unas circunstancias históricas, dado
que la vecindad de la época carecía de medios esenciales para generar
en las familias el fomento de los valores que ennoblecen a las personas,
que ayudan a disolver sobre lo que es correcto y lo que no lo es.
Analizando aquel devenir se comprueba cómo la comunidad evolucionaba de forma coherente y razonable al cobijo de la orientación eclesiástica.
El
trabajo, la fe, la moral y la disciplina formaban la consigna propia de
un pueblo que no sólo podía supeditarse a la lucha por la subsistencia
material sin más, porque el mero hecho de vivir en comunidad requería
siempre observar unas pautas de conducta que habían de adecuarse al
momento en que se vivía y a la proyección que sugería el mañana más
inmediato.
La
disciplina que se alude en esta introducción es la misma que la Iglesia
impuso también a su brazo clerical bajo los predicados del Concilio de
Trento", celebrado hacia la mitad del siglo XVI.
En él quedó totalmente definido y esclarecido el reconocimiento y la soberanía de la autoridad pontificia, la cual venía atravesando períodos de cismas y divisiones. Pero los pocos vecinos de Tacoronte, sumergidos en el labrantío de las tierras y en el cuidado de su ganado, poco podían entender de estas cosas en un feudo rural aislado y ausente de otras corrientes políticas, civiles y eclesiásticas. Sin embargo, hasta Tacoronte llegaron los sacros principios que daban sentido a la existencia, a la razón que todo ser humano necesita para comprender los beneficios de la fe cristiana, beneficios que se extrapolaban al buen orden social que debe presidir toda comunidad.
En él quedó totalmente definido y esclarecido el reconocimiento y la soberanía de la autoridad pontificia, la cual venía atravesando períodos de cismas y divisiones. Pero los pocos vecinos de Tacoronte, sumergidos en el labrantío de las tierras y en el cuidado de su ganado, poco podían entender de estas cosas en un feudo rural aislado y ausente de otras corrientes políticas, civiles y eclesiásticas. Sin embargo, hasta Tacoronte llegaron los sacros principios que daban sentido a la existencia, a la razón que todo ser humano necesita para comprender los beneficios de la fe cristiana, beneficios que se extrapolaban al buen orden social que debe presidir toda comunidad.
La
investigación para realizar ese trabajo se ha centrado expresamente en
las costumbres más cotidianas que practicaban los vecinos de Tacoronte,
que son las que provienen de las normas de comportamiento, obligaciones,
responsabilidades y creencias, casi todo ello bajo la égida del
Obispado de Canaria. Sin embargo cabe señalar que el análisis sea
parcial e incompleto por necesidad, ya que resulta impensable que las
fuentes documentales recogieran todos y cada uno de los detalles de la
vida diaria en aquellos tiempos tan distantes y arcanos.
Por
otra parte, ha sido tarea ardua interpretar las huellas del pasado en
este trabajo de investigación. Los escritos y documentos cuya grafia y
sintaxis eran inteligibles en su época, hoy se nos muestran retadores y
sugerentes ante el deseo de traducir fielmente a nuestro pensamiento
actual las secuencias que acontecieron hace más de cuatro siglos…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario